..

Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

.

¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

sábado, 20 de junio de 2009

La detectoafición herida.

Estar en posesión de un detector de metales no debería ser sinónimo de nada, únicamente demuestra que el propietario es detectoaficionado. Tener un cuchillo jamonero en la cocina no implica a su propietario en un asesinato, ser propietario de un automóvil no sugiere que el conductor sea un temerario y tener licencia de armas no significa que este va a utilizarla para un atraco, una matanza o para la caza de especies protegidas.
Un detector de metales no es nada más que un aparato de rastreo que emite unas ondas electromagnéticas y al entrar en contacto con un metal a unos 20 o 30 cm. emite una señal que asegura un blanco metálico, nunca de otro material (piedra, cerámica etc.).
Es cierto que para alcanzar la pieza que señala el aparato hay que hacer un pequeño agujero y no podemos adivinar que nos vamos a encontrar en el, podría ser un anillo de oro actual o una moneda de 300 años atrás. La ley para los dos casos es igual, hay que entregarlas, por no ser nosotros los propietarios. Todo lo que es encontrado tiene que ser declarado sea casualmente o con detector y todas las clases de objetos sean antiguos o actuales.
Hasta hace pocos años el uso del detector de metales ha gozado de cierta impunidad o permisibilidad. El Detectorista casi siempre ha ido unido al amor por la arqueología y de sus fuentes han bebido numerosos historiadores, arqueólogos y museos.
El auge del coleccionismo en las últimas décadas ha propiciado el aumento de dichos aficionados, estos han topado de lleno con una creciente mentalidad conservadora y una arqueología más profesional que no permite intrusos sin cualificar.
El hoy entredicho “Coleccionismo” comenzó en el Renacimiento y gracias a él han llegado a nosotros millones de obras de arte (el coleccionismo español ha evitado la salida al extranjero de millones de piezas).
La inmensa mayoría de los mapas locales de yacimientos están elaborados por estos aficionados y muchas de las piezas que se encuentran en los museos locales han sido aportadas por este colectivo.
Pensar que pasear el aparato por una tierra de labor (el 90% de nuestro término es así), donde la tierra ha sido movida miles de veces y volteada con arados de más de un metro, con suelos muy erosionados por culpa de las escorrentías, las nuevas formas de laboreo, y encontrar una moneda, es saquear un yacimiento y romper los estratos además de mentira es una locura.
Igual que utilizar el término “Expolio” por sacar un botón de quinientos años que por destruir un palacio Imperial de época Romana.
Viendo el trato que ofrece la administración al patrimonio siempre hemos pensado que estábamos recuperando y conservando más que destruyendo.
El titulo de este artículo viene al hilo de otro llamado La arqueología herida de Ignacio Rodríguez Temiño donde señala entre otros a los principales causantes del expolio del patrimonio Español; primero al Estado con la construcción de grandes obras públicas segundo a las administraciones locales y tercero a los detectoristas junto a las excavaciones clandestinas.
¿Prefieres que se destruya en el campo antes de caer en mano de un particular? Les gusta seguir pensando que el único enemigo de estos yacimientos dispersos somos los detecto aficionados e intentan ignorar otras actividades (“Eres mía o de nadie”).
Pero por fin el “Patrimonio Andaluz está salvado”, la nueva ley (14/2007) en defensa del Patrimonio aprobada el 26 noviembre del 2007, prohíbe el uso de detectores de metales en todo el territorio Andaluz, salvo con permiso de las delegaciones provinciales de cultura.
Las cartas de las Asociaciones de detecto aficionados (representan a miles), antes de la nueva ley al defensor del pueblo Andaluz pidiendo una regularización, aunque han tenido respuesta no han servido de nada. Los permisos que se están pidiendo en las diferentes provincias no están siendo respondidos. Y, es que la nueva ley redactada por verdaderos Talibanes de la arqueología, no han dejado la puerta abierta para el entendimiento.
Así que en España no todos somos iguales al tener en otras comunidades leyes más permisivas. Igual pasa en el conjunto de Europa. En Inglaterra por ejemplo es legal buscar restos Arqueológicos incluso en yacimientos.
Recordar la frase aquella de Pedro Pacheco en estos casos no nos saca de nada, pero hoy los aficionados a la detección nos sentimos delincuentes indefensos , mientras alguno por 25 asesinatos pasan 18 años en la cárcel, siete meses y veinte días por cada uno de ellos.


Diego Luís Urbano Mármol
Ex aficionado.